El pasado me habla…

El pasado me habla…

Como todos los seres humanos, tengo la tendencia a los extremos, a las dualidades; por un lado vivo de manera frugal, tratando de no acumular cosas (pues cada una de mis cerca de quince mudanzas así me condicionaron); por el otro, no dejo de guardar archivos electrónicos de cuanto proyecto he participado, de cuanta documentación “interesante” ha llegado a mis manos. Eso es, precisamente, de lo que esta semana he echado mano.

La máquina

La máquina

Desde el momento en que la vio, Jacinto sabía que debía tenerla. Parecía que posaba para él, detrás de la ventana.
Entró a la tienda, caminó despacio, procurando arrastrar su pié derecho lo menos posible, para pasar desapercibido por los escasos clientes, y se acerco titubeante al mostrador. La dependienta, una chica pelirroja de unos veinte años, estaba tan absorta en la pantalla de su celular, que parecía no darse cuenta de la presencia de Jacinto.