La Jockey

Volviendo a la fantasía

Esta historia surgió en inglés. La traduje, pero aún le falta edición. Es un cuento corto que, pienso, podrá formar parte de algo más grande en el futuro. Ya veremos a donde nos llevan Astra y sus dragones en el futuro.

En el primer carril de la pista de carreras de la tercera luna, la flacucha jovencita puso un pié tembloroso en la silla del dragón y, con un pequeño salto, lo montó.

Si no ganaba la carrera, el sindicato de juegos clandestinos cortaría la mano de su hermano, por haber perdido la carrera anterior. ¿Porqué, de entre todas las carreras voladoras, habían escogido que participara en la única donde los animales lanzaban fuego, siendo que eso le aterraba?

Cuando sonó el cuerno, golpeó los costados del dragón con sus tobillos, pero nada ocurrió. Mientras todos los otros participantes volaban hacia la meta, su dragón retrocedió hacia la parte trasera de la jaula de salida. Lo golpeó con más fuerza y su montura soltó una enorme flama desde su hocico negro, quemando el interior de la caja de metal. El calor era tan intenso que casi derretía su traje protector y sus goggles.

Ajustó los estribos de la silla y se inclinó al frente. El sonido del metal doblándoselo con la patada fue ensordecedor, pero el golpe los propulsó fuera de la caja de arranque, y entraron en la carrera. Otra vez se inclinó hacia el frente y la fuerza del batir de las alas de la bestia casi la saca de su silla, pero se agarró con fuerza. Al acercarse a los otros jinetes, nuevamente usó los talones y la abrazadora flama, ahora dirigida a su competencia, emergió de nuevo.

Los gritos de los otros jockeys le dieron confianza, así que se inclinó sobre el cuello del dragón, y lo abrazó. Con una repentina explosión de velocidad, llegó a la meta. Ahora su hermano le debería más que una mano, tendría que reconocer que era mejor jinete de dragones.